Si tienes dos o más hijos(as) probablemente te ha tocado enfrentar situaciones en las cuales discuten o pelean por tu cariño, tu atención, tu interés, tiempo y dedicación.
En todas las familias se producen algunas situaciones de rivalidad entre los hermanos, son esperables, ya que cada uno de tus hijos es un ser especial, con rasgos específicos de personalidad (ej.: alguno puede ser más introvertido y tímido, otro más extrovertido y sociable), ciertos gustos e intereses (ej.: alguno puede ser muy bueno en el ámbito académico, otro puede preferir dedicarse al teatro, al deporte, la música u otros hobbies, etc.).
Sin embargo, lo más importante, es que cada uno de tus hijos ha construido contigo un vínculo único para obtener una sensación de cercanía, protección y seguridad al explorar el mundo, y desarrollarse como persona. Si tu hijo(a) siente que ese vínculo está siendo amenazado por algún hermano(a), tenderá a defenderse compitiendo por obtener tu cariño, cuidado y atención.
Siguiendo los planteamientos de Elizabeth Pantley (2002), realizaré algunas recomendaciones que podrán ayudarte a prevenir la rivalidad entre los hermanos: es fundamental que reconozcas la individualidad de tus hijos, que los ayudes a comprender que cada uno es único y especial, que cada uno tiene un lazo cercano contigo, caracterizado por el amor, el cuidado y la seguridad, que cada uno tiene determinadas responsabilidades, deberes y privilegios, que has tomado en cuenta las características que los diferencian entre sí y las cualidades personales que los caracterizan.
Otro tema relevante durante la crianza es que seas capaz de respetar el espacio que tiene cada uno de tus hijos(as): cada uno tendrá sus juguetes, sus libros, su música favorita, y cada uno necesitará un espacio físico en el cual pueda estar solo y alejarse de sus hermanos si así lo requiere. Obviamente habrá momentos en los cuales tendrán que compartir sus juguetes y algunos espacios de la casa, pero es importante brindarles algo que sea considerado único, propio y especial para cada uno.
Otra sugerencia es que seas muy cuidadoso(a) con el lenguaje que utilizas al hablar con tus hijos(as): evita siempre caer en comparaciones del tipo: “¿por qué no eres más estudioso como tu hermana?”, “¿por qué no haces más deportes como José?”, “podrías ser más responsable como tu hermano mayor”, “¿por qué no ayudas con las labores de la casa, en vez de desordenarlo todo?”, etc. Este tipo de diálogo sólo generará más conductas de rivalidad y competencia entre sus hijos(as).
Te recomiendo que utilices un diálogo constructivo y positivo, que reconozcas las cualidades de cada uno de tus hijos(as), y que les brindes espacio para compartir y destacar sus diferencias. Reconoce abiertamente que cada uno tiene atributos y cualidades positivas, así como algunos defectos, que nadie es perfecto, que lo importante es utilizar las fortalezas para potenciar las debilidades y crecer aprendiendo cada día algo nuevo.
Intenta fomentar las relaciones de cariño, de interés y apoyo mutuo entre sus hijos(as): háblales sobre la necesidad e importancia de quererse, de ser miembros de una misma familia que se apoya y se cuida constantemente, donde no serán juzgados ni criticados, sino que siempre se buscará la manera de comprender sus motivaciones para actuar de una manera específica, y obtendrán ayuda cuando necesiten resolver algún problema o inquietud.
Es fundamental que tengas una capacidad de autoconsciencia suficiente como para observar el modo en que te relacionas con cada uno de tus hijos(as): no tengas un favorito, no destaques excesivamente los logros de uno de tus hijos(as). Siempre intenta ser justo(a) y reconocer las cualidades positivas de cada uno, así como las metas que han conseguido en base a ellas y a su forma especial de ser en el mundo. Hazles saber que siempre serán queridos, que harás tu máximo esfuerzo por comprenderlos, apoyarlos y estar disponible cuando te necesiten.
Es importante y conveniente que puedas reconocer cuándo tus hijos(as) se llevan bien, cuándo tienen dificultades y comienzan a competir. Por ejemplo, ¿tienden a discutir cuando hacen las tareas escolares?, ¿cuándo comen en casa?, ¿al usar los juguetes o el computador?, ¿antes de ir a dormir?, ¿Cuándo los llevas al colegio?, ¿si los llevas a pasear, a comprar algo en alguna tienda o en el supermercado? Si reconoces una dinámica de competencia en estas situaciones, intenta enseñarles herramientas de resolución de conflictos para que puedan conversar y resolver sus diferencias de manera saludable, sin agresiones. Háblales sobre la importancia de quererse, de compartir, de aceptar las diferencias, de respetar y tolerar a todas las personas que forman parte de sus vidas. Destaca la necesidad de trabajar en equipo y colaborar con los demás miembros de la familia.
Haz sentir a cada uno de tus hijos único, importante, querido, inteligente, capaz de usar sus habilidades para resolver problemas y adaptarse al mundo que le rodea. Así fomentarás el desarrollo de una buena autoestima y autoconfianza personal. Intenta pasar un tiempo especial, a solas, con cada uno de tus hijos(as), cada día: dedica ese tiempo a conversar, compartir anécdotas y experiencias, a hacerle cariño y disfrutar su mutua compañía.
Siempre que tus hijos(as) estén compartiendo con alegría, entusiasmo, cercanía, comprensión y buena comunicación, hazles comentarios positivos y elogios, reconociendo su buen comportamiento, lo admirable y reconfortante que es para ti verlos actuar de ese modo, con amor, cariño, empatía y comprensión. Si han tenido un conflicto y logran resolverlo pos su cuenta, reconoce ese logro y dales un buen premio para que se motiven a actuar así a futuro.
Si estás agrandando tu familia y pronto recibirán a un nuevo integrante, es importante que prepares a tus hijos(as) para el nuevo rol de hermanos(as) mayores: con cariño, comprensión, empatía, sabiduría e intuición podrás guiarlos en este proceso, brindándoles cariño, apoyo, seguridad y protección, para que se sientan queridos y reciban con ánimo al nuevo integrante de la familia.
Recuerda siempre que necesitas adoptar medidas de autocuidado para reducir los niveles de estrés en tu vida diaria, especialmente durante la crianza, y al enfrentar situaciones de competencia o rivalidad entre tus hijos(as). Puedes dedicar unos minutos al día para respirar profundamente, realizar algún ejercicio de meditación, respiración o visualización. También puedes dedicarte a algún hobby que te ayude a distraerte (clases de danza, música, lectura, realizar ejercicio físico, yoga, pilates, arte, deportes, etc.). Así tendrás un espacio personal para la relajación, para reencontrarte contigo mismo(a) y renovar energías.
Espero que estos consejos te ayuden a resolver tus dudas e inquietudes. Te deseo mucho éxito durante la crianza de tus hijos.
Saludos,
Priscilla
Fuente: artículo“Rivalidad entre hermanos”, de Elizabeth Pantley (2002).
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