Ya hemos hablado sobre el vínculo afectivo, las representaciones mentales ligadas a él, su relación con la autoimagen que tienes y la calidad de las relaciones que puedes establecer con tus seres queridos. Ahora profundizaremos en los distintos estilos de apego que se han descubierto al realizar investigaciones con distintas poblaciones, en diversas culturas y sociedades.
Generalmente, los teóricos reconocen tres estilos predominantes en la mayoría de las personas: el apego seguro (B), inseguro evitante (A) e inseguro ambivalente (C).
En la infancia, el estilo de apego seguro caracteriza a los niños que buscan y reciben protección, seguridad y apoyo cuando están estresados. Los patrones inseguros (evitativo, ambivalente y desorganizado) se desarrollan cuando la conducta de apego exhibida por un niño recibe rechazo, inconsistencia o amenazas por parte de la figura de apego, dejando al niño ansioso acerca de la responsividad de dicha figura. Para reducir esta ansiedad, la conducta del niño calza o complementa la conducta de la figura de apego, en otras palabras, es adaptativa o estratégica dentro de esa relación.
Los primeros estudios sobre las diferencias individuales en el apego fueron realizados por Ainsworth y cols. (1978) quienes sugirieron que los patrones organizados de conducta infantil podrían ser utilizados para identificar estilos de apego madre-hijo. Definieron tres estilos o patrones de apego: apego seguro, inseguro/evitante e inseguro/resistente. Señalaron que los patrones de conducta infantil que permiten definir estos tres estilos se relacionan sistemáticamente con la cantidad de interacción entre madre e hijo, y con la sensibilidad y receptividad de la madre a las señales y necesidades de éste(Feeney y Noller, 1996).
Según la teoría del apego, los estilos de apego reflejarían las normas que determinan las respuestas ante situaciones que causan alteración emocional. Desde esta perspectiva, puede considerarse a la teoría del apego como una teoría de regulación del afecto.
En la adolescencia y la adultez, el apego seguro permite a la persona reconocer que está angustiada y recurrir a otros en busca de ayuda; el apego evitante conlleva el uso de normas que restringen el reconocimiento de la angustia y la búsqueda de apoyo, y el apego ambivalente está caracterizado por la hipersensibilidad hacia las emociones negativas y las expresiones intensas de angustia (Feeney y Noller, 1996).
El estilo de apego desorganizado/desorientado, se caracteriza por mostrar conductas de acercamiento contradictorias, y por exhibir confusión y aprensión en respuesta a la cercanía de la figura de apego, así como un afecto cambiante o deprimido (Feeney y Noller, 1996).
Actualmente se han distinguido otros subgrupos para dar cuenta de categorías más depuradas, como es el caso del Modelo Bidimensional de Kim Bartholomew (1991), que propone el estilo de apego seguro que caracteriza a las personas que tienen modelos positivos de sí mismas, se sienten cómodas con la cercanía y la intimidad física y emocional; el estilo inseguro preocupado que caracteriza a las personas que tienen una imagen negativa de sí mismas, y positiva de los demás, experimentado un gran deseo de cercanía y temor al abandono; y dos estilos de apego evitante: el estilo evitante/despreocupado, en personas que confían en sí mismas y desconfían de los demás, sintiendo incomodidad con la cercanía emocional y tendiendo a exhibir actitudes de auto-confianza compulsiva; y el estilo evitante/temeroso, en personas que no confían en sí mismas ni en los demás, y experimentan sentimientos de miedo y deseo de cercanía la vez.
Por otra parte, el Modelo Dinámico Maduracional propuesto por Patricia Crittenden (2000, 2001, 2002) postula la utilización de estrategias vinculares basadas en el uso de la información cognitiva y afectiva que la persona recibe de su medio ambiente, y que le permite protegerse del peligro y sobrevivir. Estas estrategias son elaboradas durante el proceso de desarrollo que vive cada persona, llegando a incluir información que puede estar distorsionada, ser errónea o falsa.
Crittenden (2002) afirma que las estrategias tipo A (evitantes) implican el uso de predicciones temporales de información, que pueden ser verdaderas o pueden estar distorsionadas. Las personas que emplean este tipo de estrategias, parecen emocionalmente inhibidas y tienden a ser bastante predecibles. Siguen las reglas y ven el mundo desde la perspectiva de otra gente. Algunas son más frías o distantes a nivel emocional (A1-2), mientras que otras son cuidadores compulsivos que rescatan o cuidan a quienes les rodean, especialmente a aquellos que parecen débiles y necesitados (A3). Algunos son compulsivamente complacientes u obedientes, especialmente hacia personas que se muestran amenazadoras o enojadas (A4). Otros demuestran confianza auto-compulsiva (A6), sólo confían en sí mismos y tienen severas dificultades para generar lazos afectivos con los demás.
Ahora veremos con más detalle qué caracteriza a cada estrategia vincular. La estrategia A1-2 de apego Inhibido/Socialmente Fácil, caracteriza a las personas que utilizan predicciones en base a la información cognitiva (sus pensamientos o expectativas), en un contexto de poca amenaza o peligro real. Las figuras de apego son idealizadas, pasando por alto sus cualidades negativas (A1), o las personas menosprecian en cierta medida su propio sí mismo (A2) para mantener el vínculo con sus figuras de apego. La mayoría de las personas que usan esta estrategia son predecibles y responsables, frías a nivel emocional y buenos negociantes. Confían en la inhibición de los sentimientos y se alejan del peligro.
La estrategia A3 o Cuidador Compulsivo, caracteriza a las personas que confían en contingencias temporales predecibles, que inhiben afectos como la rabia, la pena y la angustia; y se protegen a sí mismas al cuidar a sus figuras de apego. Durante la niñez, intentan alegrar a sus vulnerables figuras de apego, o preocuparse por la tristeza y el alejamiento que éstas demuestran. Durante la adultez, a menudo encuentran trabajos en los cuales rescatan o cuidan a los otros, especialmente a aquellos que parecen débiles y necesitados.
La estrategia A4 o apego Compulsivo Complaciente, caracteriza a las personas que intentan prevenir el peligro, inhibiendo emociones como la rabia, la pena, el temor y la angustia; protegiéndose a sí mismas al hacer aquello que sus figuras de apego desean que ellos hagan, especialmente si estas figuras se muestran amenazantes o están enojadas. Tienden a ser excesivamente vigilantes, rápidos para anticipar y conocer los deseos de los demás, perfeccionistas, y generalmente sienten ansiedad e inquietud. La ansiedad, sin embargo, es ignorada, y a menudo aparece como síntomas somáticos, que son dejados de lado como poco importantes.
Los precursores del estilo A3 y A4 pueden encontrarse en la infancia (utilizando el método del Modelo Dinámico Maduracional para la Situación Extraña), pero la estrategia sólo funciona completamente, a partir de los años pre-escolares en adelante.
La estrategia A5 o apego compulsivamente promiscuo, caracteriza a las personas que buscan evitar la intimidad genuina, mientras mantienen el contacto humano, y en algunos casos, logran satisfacer sus deseos sexuales. Exhiben falso afecto positivo (fingen que todo está bien y están felices, negando emociones como la pena, la rabia, frustración, el miedo o la angustia), pueden demostrar deseo sexual hacia pocas personas, y se protegen a sí mismas del rechazo, al comprometerse con muchas personas de manera superficial, sin involucrarse en profundidad. Esta estrategia se desarrolla en la adolescencia, cuando las relaciones anteriores han sido engañosas, y los extraños parecen ofrecer la única esperanza de cercanía y satisfacción sexual. Puede desplegarse en una forma promiscua socialmente (búsqueda de múltiples relaciones interpersonales superficiales, sin involucrar la sexualidad) o, en casos más serios, como promiscuidad sexual.
La estrategia A6 de Autoconfianza Compulsiva, caracteriza a personas que creen que no podrán predecir las demandas de quienes les rodean, que se consideran inadecuadas para reconocer esas demandas, o ambas alternativas (reconocerlas y confiar en ellas). Inhiben el afecto negativo y se protegen a sí mismas, confiando sólo en ellas mismas. Esto protege al sí mismo de los otros, al costo de perder apoyo y ayuda. Esta estrategia se desarrolla en la adolescencia después que las personas han descubierto que no pueden regular su conducta ante cuidadores importantes, que a la vez resultan ser peligrosos o no protectores. Se alejan de las relaciones cercanas tan pronto tienen la edad suficiente para cuidarse a sí mismos. Existe una forma social de esta estrategia, en la cual las personas funcionan adaptativamente en contextos sociales y escolares, pero son distantes cuando se espera intimidad; y una forma aislada, en que las personas no pueden manejar las relaciones interpersonales y se alejan tanto como pueden de los otros.
La estrategia A7 o Sí mismo ilusorio, caracteriza a las personas que tienden a tener ilusiones que idealizan a los otros (Crittenden, 2000); que han tenido repetidas experiencias con daños severos que no pueden predecir ni controlar, que despliegan un falso afecto positivo frágil (intentan fingir que todo está bien cuando no es así), y se protegen al imaginar que sus figuras de apego, que suelen ser hostiles o impotentes, los protegerán. Es una estrategia caracterizada por la sensación de desesperación, basada en creer falsamente que existe seguridad, cuando ningún esfuerzo probable que realice la persona podrá reducir el peligro que la afecta. La apariencia que brindan las personas con este estilo de apego es generalmente agradable, dando pocos indicios del temor y del trauma que subyace detrás de ese agradable exterior, hasta que las circunstancias externas produzcan un quiebre en el funcionamiento. Este patrón sólo se desarrolla en la adultez.
La estrategia A8 o Sí mismo externamente ensamblado, caracteriza a personas que hacen lo que los otros requieren, tienen pocos sentimientos genuinos propios, e intentan protegerse, al confiar completamente en los demás. Los Patrones A7 y A8 están asociados con abuso y negligencia temprana, situaciones que conllevan serios riesgos para la vida y el desarrollo socio-emocional de las personas.
En síntesis, los patrones más distorsionados que se desarrollan sólo en la adultez temprana, son la idealización de figuras protectoras imaginarias (A7) en personas que han sufrido severas experiencias de trauma y probablemente tienen trastornos psicóticos, y un sí mismo absolutamente ensamblado en el mundo exterior (A8). Este último está asociado con haber experimentado abuso en épocas tempranas de la vida y con haber sido víctima de situaciones de negligencia, que han dejado a la persona sin la capacidad de representar una imagen de sí misma.
Por otra parte, las estrategias tipo C (coercitivas o ambivalentes) implican el uso del afecto como fuente central de información y la omisión de la cognición, porque las respuestas de los otros han sido impredecibles en repetidas ocasiones, y la información cognitiva no presta utilidad para protegerse. El uso del afecto es coercitivo y los sentimientos como la angustia, la rabia, el temor y la pena son divididos, exagerados y alternados, para crear poderosas estrategias que permitan atraer la atención y manipular los sentimientos y respuestas de los otros. La alternancia es entre la presentación de un sí mismo fuerte, enojado, invulnerable (C1, 3, 5) con la apariencia de ser temeroso, débil y vulnerable (C2, 4, 6).
La presentación enojada elicita culpa y complacencia en los otros, mientras que el sí mismo vulnerable, gatilla simpatía y cuidado. Este patrón alternante en sus extremos (C5 – 6) a menudo es visto en parejas violentas, donde la mitad escondida de un patrón es usualmente olvidada o perdonada, hasta la presentación opuesta. En su extremo, este patrón puede llegar a ilusiones de venganza contra enemigos (estrategia amenazadora, C7) o a una paranoia con respecto a los enemigos (C8). Estos últimos dos patrones sólo se organizan en la adultez (Crittenden, 2002) y se relacionan con trastornos mentales graves.
La estrategia C1-2 o apego Amenazante/Desarmante involucra la confianza en los sentimientos propios para guiar la conducta propia y el uso exagerado de emociones tales como la pena, la rabia, la angustia, la frustración y el temor, con la intención de influenciar la conducta de los otros. Específicamente, la estrategia consiste en dividir, exagerar y alternar el despliegue de sentimientos mezclados, para atraer la atención y manipular los sentimientos y respuestas de los demás.
Entonces es posible reconocer la alternancia entre la presentación de un sí mismo fuerte e invulnerable que culpa a los otros por el problema (C1, 3, 5, 7), con la apariencia de un sí mismo vulnerable, frágil y temeroso, que induce a los otros a brindar ayuda (C2, 4, 6, 8). La estrategia C1-2 es bastante normal, y caracteriza a personas con bajo riesgo de experimentar problemas mentales y que exhiben un gran ánimo por la vida. Los niños suele utilizar las estrategias C1-2 con bastante frecuencia.
La estrategia C3-4 o Agresión/Desesperanza fingida involucra la alternancia entre la agresión con aparente desesperanza, para llevar a los otros a obedecer por temor a un ataque, o a ayudar por el temor de que uno no pueda cuidarse a sí mismo. Las personas que utilizan la estrategia C3 (agresividad) enfatizan su rabia para demandar la sumisión por parte de sus cuidadores. Aquellas que utilizan la estrategia C4 (desesperanza fingida) dan señales de incompetencia y sumisión. La presentación enojada elicita sumisión y culpa en los otros, mientras que la vulnerabilidad, elicita ayuda. Los precursores de esta estrategia pueden ser observados en la infancia (utilizando el Modelo Dinámico Maduracional y el método de evaluación de la Situación Extraña), pero la estrategia sólo funciona plenamente durante los años pre-escolares en adelante.
La estrategia C5-6 o apego castigador/seductor (punitivamente obsesionado con la venganza y/o seductoramente obsesionado con el rescate) es una forma más extrema de C3-4, que involucra una decepción activa para llevar a cabo una venganza, o elicitar un rescate. Las personas que utilizan esta estrategia, distorsionan la información substancialmente, culpando a otros por sus predicamentos y realzando su propio afecto negativo (rabia, temor, pena, etc.); el resultado es una lucha duradera y menos solucionable.
Aquellos que usan la estrategia C5 (Punitiva) son fríos, más distantes, auto-controlados y engañosos que aquellos que utilizan C3. Aparecen como invulnerables y desechan las perspectivas de los demás mientras los fuerzan a atenderlos, a la vez que los engañan en relación a su propio sentimiento de desesperanza y deseo de obtener apoyo.
Las personas que usan la estrategia C6 (seductores) dan la apariencia de necesitar ser rescatados de circunstancias peligrosas, que de hecho son auto-inducidas. Engañan a los otros en relación a su propia rabia. Este patrón alternante a menudo es visto en víctimas del Bullying, en pandillas y en parejas violentas en que la mitad escondida del patrón usualmente es perdonada u olvidada – hasta que aparece la presentación opuesta. Esta estrategia se desarrolla durante los años escolares, pero no funciona plenamente hasta la adolescencia.
La estrategia C7-8 o Amenazante/Paranoide es la más extrema de las estrategias tipo C, e involucra una voluntad de atacar a cualquiera, combinada con temor a todos. Las estrategias tipo C involucran desconfianza en las consecuencias y una excesiva confianza en los sentimientos propios. Al extremo, este patrón presenta ilusiones de venganza infinita en relación a enemigos omnipresentes (estrategia amenazante, C7) o al contrario, paranoia acerca de los enemigos (C8). Estas estrategias no se organizan hasta antes de la adultez temprana.
Las estrategias A/C combinan a cualquiera de los subpatrones mencionados. En la práctica, la mayoría de las personas con estrategias vinculares A/C exhiben los patrones más distorsionados, por ejemplo, A3-4, A5-6, A7-8, y C3-4, C5-6 y C7-8. Las personas que utilizan estas estrategias despliegan cambios repentinos de conducta o, en el caso de las estrategias mezcladas (AC), exhiben mezclas muy sutiles entre decepción y distorsión de la información cognitiva o afectiva. El extremo de las formas mezcladas de AC es la Psicopatía, en la cual la persona es incapaz de integrar la información afectiva y cognitiva que recibe de su medio.
Por otra parte, las estrategias tipo B (seguras) involucran una integración equilibrada de las predicciones de información temporal cognitiva y afectiva. En la niñez, la información utilizada es verdadera. A medida que el niño es expuesto al rango de estrategias utilizadas por otros extraños a la familia, tiene la oportunidad de aprender a reconocer y utilizar un amplio rango de estrategias distorsionadas (Crittenden, 2002).
La estrategia B3 involucra una integración balanceada de las predicciones temporales y del afecto. Las personas que caracterizan al apego seguro (B) muestran todo tipo de conductas, pero a la vez se adaptan a una amplia variedad de situaciones de formas auto-protectoras, que protegen a sus hijos, y que a menudo no causan daño a los otros. Se comunican directamente, negocian sus diferencias y encuentran compromisos mutuamente satisfactorios. Distorsionan la información afectiva y cognitiva bastante poco, especialmente aquella relacionada con ellos mismos. Despliegan un amplio rango de variación individual que las personas que utilizan otras estrategias – quienes deben constreñir su funcionamiento para emplearlas. Esta estrategia funciona en la infancia.
Hacia la adultez, pueden diferenciarse dos tipos de estrategias tipo B: la estrategia B Ingenua en personas que simplemente han tenido la buena fortuna de crecer en un ambiente de seguridad, y la estrategia B Madura, en personas que por otra parte, han alcanzado una madurez neurológica (en la mitad de los ’30 años), funcionan en roles vitales importantes (hijos, esposos, padres), y desarrollan un proceso continuo de integración psicológica a través de las relaciones, roles y contextos. Mientras las personas que usan la estrategia B Ingenua tienden desplegar actitudes más sencillas, aquellas que utilizan la estrategia B Madura, comprenden de mejor modo las complejidades de la vida.
La estrategia B1-2 o Apego Reservadocaracteriza a personas que son un poco más inhibidas en relación al afecto negativo que los B3, pero son inherentemente balanceadas o equilibradas a nivel cognitivo y emocional.
La estrategia B4-5 o Apego Reactivo caracteriza a personas que exageran levemente el despliegue de emociones como la pena, la rabia, el temor, la frustración y la angustia, siendo más sentimentales (B4) o irritables (B5), pero siempre siendo equilibradas.
Ahora conoces distintas teorías que explican los estilos de apegos. Aunque la mayoría de las teorías reconoce tres estilos generales (apego seguro, evitante y ambivalente), otras conceptualizaciones conciben más estilos, como es el caso del Modelo Dinámico Maduracional del Apego, que nos permite realizar distinciones más finas y comprender a cabalidad los estilos de apego que exhiben las personas que han crecido en distintos ambientes, enfrentándose a diversos grados de seguridad o peligro, buscando adaptarse de manera estratégica para sobrevivir.
Lo importante es intentar reconocer tu propio estilo de apego, recordando que la mayoría de las personas tiende a tener estilo evitante o ambivalente, asumiendo que tu estilo de apego fue la mejor forma que tuviste para adaptarte al medio que te ha rodeado desde tu nacimiento, y considerando que tienes la posibilidad de modificar tu estilo de apego mediante una psicoterapia, si actualmente te provoca infelicidad, malestar emocional o dificultades en el ámbito de las relaciones amorosas o interpersonales.
Fuentes:
– Crittenden, P. (2000). Molding Clay: The Process of Constructing the self and its Relation to Psychotherapy.
– Crittenden, P. (2001). Overview.
– Crittenden, P. (2002). Transformations in Attachment Relationships in Adolescence: Adaptation versus Need for Psychoterapy.
[…] Harcha Abuhabda, P. (2012), ¿Qué estilos de apego o vínculo afectivo existen? Disponible en: https://prisciharcha.wordpress.com/2012/12/05/que-estilos-de-apego-o-vinculo-afectivo-existen/ (2015, 04 de […]