Diversos estudios psicológicos demuestran que el apego es fundamental para el bienestar y la salud mental. Un vínculo seguro durante tu infancia te permite establecer relaciones interpersonales saludables, caracterizadas por la confianza, la intimidad, la reciprocidad. Además te ayuda a enfrentar con seguridad los desafíos propios de la vida, a reconocer claramente cuáles son tus emociones y cómo puedes regularlas. Un vínculo seguro constituye una especie de “amortiguador” ante las situaciones difíciles.
Si estás a punto de tener un bebé o acabas de tener uno, te daré algunos consejos que podrán ayudarte a desarrollar un vínculo seguro con tu bebé, cuidando su bienestar general y su salud mental.
Para construir un vínculo seguro con tu bebé lo primero que necesitas hacer es disfrutar su compañía durante los primeros meses de vida y siempre. Según algunos estudios realizados por expertos en el apego, la alegría permite que los bebés maduren neurológicamente con más rapidez (Cooper, Hoffman, Marvin y Powell, 2000). Los bebés sienten que sus cuidadores los quieren, los apoyan y son felices en su compañía, eso les permitirá desarrollar una actitud de confianza en sí mismos y tener relaciones interpersonales de buena calidad.
También es necesario que le brindes el cariño y la ternura que requiere, a través de mimos, juegos, masajes, abrazos, etc. Así le darás amor, confianza, seguridad, y le permitirás confortarse y calmarse más rápido cuando se sienta abrumado.
Amamantar a tu bebé es fundamental para establecer un vínculo seguro, una instancia de encuentro y reconocimiento de cariño mutuo, del interés, de la importancia que tiene esta relación afectiva. Si por algún motivo ajeno a ti, necesitas darle biberón o mamadera, intenta mantener el contacto físico con tu bebé, cantarle, abrazarlo, mirarlo a los ojos, que te sienta cerca de él o ella.
Disfruta mirando los ojos de tu bebé, el contacto visual es fundamental cuando lo sostienes en tus brazos o lo colocas sobre tu regazo. Siempre mantente atenta a las necesidades de tu bebé, intenta identificar qué quiere decirte con cada tipo de llanto. Con el tiempo identificarás claramente cuando su llanto es por hambre, dolor físico, pena, sueño, enojo, etc.
A los dos meses los bebés son capaces de leer emociones en tu mirada y darse cuenta de las emociones que tu mirada revela. Intenta ser sensible y responsiva a todas sus necesidades, especialmente durante los tres primeros meses de vida. Si le brindas miradas de cariño e interés, tu bebé se sentirá contenido y conectado contigo a nivel emocional y físico.
Para aumentar la sensación de seguridad de tu bebé, necesitas atender a sus necesidades, consolarlo, abrazarlo, ayudarlo a explorar el mundo que le rodea y a descubrir nuevas cosas en su ambiente inmediato. Sentirte cerca, en esta disposición positiva, le brindará a tu bebé la sensación de seguridad necesaria para desarrollar un vínculo seguro.
Cooper, Hoffman, Marvin, & Powell (2000) señalan que no puedes malcriar a tu bebé durante los primeros 10 meses de vida, así que regalonéalo(a) con confianza, reconoce lo que necesita y ayúdalo(a) a conseguirlo. Los padres que responden a las necesidades emocionales de sus hijos, tiene niños que confían en sí mismos y son menos demandantes.
Si tu hijo(a) vive una situación desagradable o molesta que le provoque pena, rabia, ansiedad, temor o tristeza, ayúdalo(a) a calmarse, enséñale a manejar la situación. Muéstrale que estás ahí siempre apoyándolo en todo momento, que podrás reconfortarlo y siempre podrá recurrir a ti cuando lo necesite. Sé un refugio seguro para tu bebé y una base desde la cual pueda explorar el mundo que le rodea con confianza y seguridad.
Enséñale a expresar lo que siente, a conversar sobre sus sentimientos, así aprenderá a etiquetarlos correctamente y compartirlos, lo estarás ayudando a desarrollar su inteligencia emocional. Así podrás prevenir que más adelante desarrolle pataletas: no tendrá la necesidad porque sabrá que podrá conversar abiertamente sobre sus sentimientos y expresar lo siente con palabras, no con rabietas.
Si cometes algún error, no te martirices, nadie es perfecto. No necesitas ser “la madre perfecta”, solo hacer el mejor intento por estar presente en la vida de tu hijo, atender a sus necesidades, aprender de tus errores y reparar los daños que pudieras haber cometido sin mala intención, cuando sea necesario.
Si le brindas amor, apoyo, contención emocional y protección, tu hijo crecerá en un ambiente de calidez y seguridad emocional, que le brindará autoconfianza y le permitirá sostener relaciones interpersonales sanas a futuro. Recuerda ser su guía, enseñarle a aprender de cada experiencia que tenga en su vida, con sinceridad, espontaneidad, alegría y amor.
Toma en cuenta que la crianza de tu hijo es un proceso, no un destino a alcanzar. Requiere amor, tiempo, paciencia, tolerancia a la frustración, entusiasmo, confianza en tu instinto maternal e intuición.
Cada bebé es un ser único y especial, cuyo nacimiento provoca cambios en la dinámica de tu familia. Cada progenitor interactúa de manera diferente con su hijo(a) y está bien que sea así.
Es fundamental que cuentes con al apoyo de tu pareja o algún ser querido que te ayude a desahogarte cuando lo requieras, ya que la crianza puede ser estresante, pero es una de las actividades más maravillosas de la vida.
Recuerda recurrir a tus amistades en busca de buenos modelos de crianza, aprender las experiencias y errores que ellos hayan cometido, ve cuáles de esos aprendizajes puedes aplicar en tu vida. Cada familia es única y desarrollará un estilo de crianza que se ajuste a sus necesidades y forma de vida.
Según Rosina Duarte, las claves para fomentar un vínculo seguir con tu bebé son: mantener una relación perdurable y única con él o ella, que le brinde seguridad, tranquilidad y confianza. Recuerda que para afianzar el vínculo puedes hacer cosas tan sencillas como mirar a tu bebé con cariño y calidez, acariciarlo para brindarle apoyo; hacerle masajes, bañarlo, alimentarlo, manteniéndolo siempre cerca de tu cuerpo. Sonreírle con tu bebé, cantarle, bailar con él o ella, hablarle para trasmitirle amor y afecto.
Espero que estas sugerencias puedan ayudarte a disfrutar la crianza de tu bebé, a fomentar un vínculo seguro con él, a aprender con flexibilidad cada día, a medida que tu hijo vaya desarrollándose y desarrollando su personalidad.
Si requieres más información, no dudes en contactarme.
Fuentes utilizadas para este post:
Artículo: Building a Secure Attachment for Your Baby, por Cooper, Hoffman, Marvin, y Powell (2000).
Artículo: 5 Things To Know About Attachment, por María Colenso de Discovery Health
Artículo: La importancia del vínculo temprano en la primera infancia, por Rosina Duarte
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