“Comienza por hacer lo que es necesario, luego lo posible, y repentinamente estarás consiguiendo lo imposible.” San Francisco de Asís.
Tradicionalmente desde el ámbito de la psicología, se ha establecido que el estrés puede tener distintas causas, motivadas por factores externos o internos. Factores externos comunes son: el estado del mundo, de tu país o comunidad; experimentar eventos impredecibles tales como accidentes o catástrofes naturales; el ambiente en el cual vives, trabajas o estudias; puede provenir de tu propio trabajo o estudios, de las relaciones con tu familia, pareja y seres queridos. Por otra parte, el estrés puede ser provocado por factores internos, tales como actitudes o sentimientos negativos, tener expectativas irreales de rendimiento, actitudes perfeccionistas, hábitos de salud deficientes, conductas de riesgo, baja autoestima y autocrítica exagerada.
Generalmente se considera que durante el mes de marzo las personas pueden estar sometidas a diversos factores estresantes externos: el regreso de los niños al colegio, la compra de útiles escolares con el gasto asociado a ello, justo después de las vacaciones; ayudar a los niños a acostumbrarse a una nueva rutina, retomar las tareas y estudiar, los jóvenes universitarios regresan a sus clases, entre otras actividades. Tomando en cuenta estos estresores que enfrenta la mayoría de las personas, decidí escribir este artículo con algunos consejos que les ayudarán a evaluar si efectivamente están estresados, y a adquirir algunas herramientas concretas que puedan aplicar en la vida diaria para manejar el estrés, llevar una buena calidad de vida que les permita enfocarse para alcanzar sus metas, sentirse realizados, serenos y tranquilos.
Lo primero es reconocer cuáles son los principales síntomas de estrés, entre ellos destacan los siguientes: el aburrimiento generalizado, la irritabilidad, la tendencia a dudar y tener dificultades para tomar decisiones, a postergar la realización de las tareas (procastinación), te puedes distraer fácilmente debido a las dificultades para prestar atención y concentrarte, la sensación de insatisfacción, la tendencia a olvidar las cosas, a tener dificultades para organizarte, la tendencia a confundirte en relación a cuáles son tus roles o deberes. Por otra parte, puedes experimentar cambios físicos importantes, tales como un aumento o disminución importante de tu peso, cambios repentinos en tu apariencia personal (vestimenta), problemas respiratorios, tendencia a fumar, consumir alcohol o drogas; experimentar alergias o problemas psicosomáticos, la tendencia a aislarte o buscar socializar más de lo esperado, dificultades para motivarte con tus estudios y/o trabajo, y a eso se agregan los eventos vitales estresantes: matrimonios, nacimientos, divorcios, fallecimientos, rupturas amorosas, etc. Afortunadamente, ¡no todo tiene que ser tan terrible!
“Quien sobrevive no es el más fuerte ni el más inteligente, sino el que mejor se adapta a los cambios.” Darwin
La idea de compartir este listado no es abrumarte más, sino que evalúes si algunos de estos factores está interfiriendo con tu calidad y que aprendas cómo puedes enfrentarlos. Para ayudarte a descubrir cuáles están relacionados con tus niveles de estrés, te invito a llevar un diario de registro en el cuál anotes lo siguiente:
“La Paz comienza conmigo. Mientras más paz siento en mi interior, más paz tengo para compartir con otros. La paz mundial realmente comienza conmigo.”
Louise Hay
El Centro de Aprendizaje y Habilidades Académicas de la Universidad de Minnesota (2017), propone adoptar una mirada positiva en relación al estrés, dado que necesitamos una cantidad moderada para funcionar en el mundo. El problema surge cuando el nivel de estrés es tan bajo que nada te motiva y llegas a fracasar en el cumplimiento de tus metas por ello; o cuando tus niveles de estrés son tan elevados que interfieren con tu calidad de vida y las tareas que debes realizar. Desde este centro realizan algunas recomendaciones que podrían ayudarte:
Es preciso que reconozcas cuáles son los factores que gatillan tu reacción de estrés: una vez identificados, puedes evaluar si es posible eliminarlos o encontrar una manera más saludable para manejarlos. De este modo, podrás ahorrar tu energía y dedicársela a aquellas tareas que efectivamente son prioritarias para ti y que le dan sentido a tu vida. Usa el diario de registro que compartí anteriormente para ayudarte a descubrir cuáles son tus estresores y las estrategias más eficientes para manejarlos.
Es fundamental que puedas priorizar y planificar bien el tiempo disponible para cumplir cada una de tus tareas o metas: te propongo que uses el sistema ABC: A (imprescindible de hacer), B (importante) y C (deseable), así podrás catalogar tus actividades y priorizarlas de manera flexible, de acuerdo a tus metas y circunstancias de vida actual. Siempre mantente preparada(o) para cambiar las cosas cuando sea necesario, la flexibilidad es una herramienta fundamental para reducir el estrés.
Otra manera de priorizar las metas más importantes que dan un sentido a tu vida, es preguntarte lo siguiente: ¿estoy haciendo ahora lo que realmente quiero hacer?”, si no es así, pregúntate por qué y qué puedes hacer al respecto.
“Fluyo fácilmente con los nuevos desafíos, experiencias y personas que llegan a mi vida.”
Louise Hay
En tu vida diaria, cuando comiences una actividad o tarea ¡termínala! Así no te encontrarás con una lista de pendientes que te generen más angustia o ansiedad. Siempre aborda tus labores con una actitud positiva y motivada, confía en ti misma(o), en todas tus cualidades, fortalezas y habilidades para conseguir todo lo constructivo que deseas alcanzar.
Si no obtienes los resultados que esperabas, reflexiona al respecto, evalúa qué sucedió y qué puedes aprender de la situación para mejorar a futuro. Si lo requieres, busca apoyo, conversa con tus amigos o seres queridos para desahogarte y tener nuevas perspectivas sobre las situaciones que te generan malestar emocional.
Divide las tareas grandes en pequeños pasos abordables para reducir la ansiedad, así te sentirás a cargo de la situación y más motivada(o) para manejarla efectivamente. También es necesario que aprendas a aceptar lo que no puedes cambiar, es parte de la vida enfrentarse a experiencias que escapan a nuestro control, es muy saludable asumir esta realidad y soltar el control cuando corresponde hacerlo.
Recuerda siempre darte una recompensa por el trabajo bien realizado, y luego de un fracaso, dedícate a hacer tareas fáciles para recuperar la sensación de logro. Más adelante podrás abordar tareas de mediana complejidad y pasar posteriormente a aquellas que te parezcan más difíciles o desafiantes.
“Elijo sentirme bien conmigo misma(o). Cada mañana me recuerdo que puedo elegir sentirme bien. Es un nuevo hábito para desarrollar”
Louise Hay
Lleva un estilo de vida saludable: con una alimentación sana, durmiendo 8 horas cada noche, realizando ejercicio físico, yoga o pilates al menos dos veces por semana. El ejercicio físico libera endorfinas y a reducir los niveles de estrés, frustración y ansiedad.
Te invito a practicar a diario la meditación y la respiración abdominal profunda, ya que son herramientas fundamentales para reducir la ansiedad y generar bienestar emocional. En los siguientes links puedes encontrar videos para aprender cómo meditar en un minuto (https://www.youtube.com/watch?v=ldwQhM62IzY) y cómo meditar respirando con serenidad (https://www.youtube.com/watch?v=lWIFMfEgc8A)
“Mi día comienza y termina con gratitud y alegría”
Louise Hay
Recuerda siempre cuidar tus pensamientos y tu diálogo interno, ya que influyen sobre tu manera de estar en el mundo y disfrutar la vida. Parte importante del bienestar se relaciona con la satisfacción personal, con tener un espacio propio para desarrollar la creatividad y realizar actividades que disfrutes y te hagan sentir bien. Entonces para sentirte bien y libre de estrés, dedica tiempo a tus intereses y actividades favoritas: escucha música, lee un buen libro, toca algún instrumento musical, dedícate a crear artesanías, al dibujo, a la pintura, ir al cine, ver películas, etc.
Date tiempo para relajarte y para disfrutar contigo mismo. Las personas felices tienden a vivir más tiempo, gozan de buena salud, consiguen sus metas y se relacionan sanamente con quienes les rodean. Y agradece siempre cada experiencia que llega a tu vida pues contiene valiosos aprendizajes para tu desarrollo personal.
“Cada experiencia que tengo es perfecta para mi crecimiento”
Louise Hay
Fuentes bibliográficas utilizadas:
Artículo “El lado positivo del Estrés”, del Centro de aprendizaje y habilidades académicas de la Universidad de Minnesota (2017).
Louise Hay Website (2018) www.louisehay.com
[…] https://www.priscillaharcha.com […]