Seguramente te habrás dado cuenta que las relaciones amorosas suelen atravesar distintas etapas, que influyen de diversas maneras sobre cada miembro de la pareja. Al principio, te dejas llevar por la química y las “mariposas” que sientes, todo es nuevo y excitante, tu pareja te va mostrando sus mejores características, y la curiosidad por conocer al otro(a) propicia interesantes momentos de encuentro y compañía.
Cuando una relación está recién empezando es importante que ambos miembros puedan construir una base sólida de amor, respeto, cariño, interés y aprecio genuino. Que cada uno pueda enfocarse en las actitudes y gestos del otro, que hacen más agradable los momentos de compañía, reconociéndolos y agradeciendo abiertamente a su pareja por ellos. Además es necesario explorar y darse el tiempo para conocer los intereses y necesidades de cada uno, para ponerse de acuerdo sobre aquellas actividades que pueden disfrutar si las realizan juntos, y para ampliar su mundo social incluyendo las amistades de cada uno. También necesitan establecer canales de comunicación abierta, caracterizados por la sinceridad y la lealtad, disculpándose abiertamente si se equivocan y sin querer, terminan hiriendo al otro(a). Las disculpas son parte necesaria e importante de una relación sana, cada uno debe hacerse cargo de sus palabras y acciones, siempre intentando ser tolerantes, honestos y respetando al otro(a).
Al pasar el tiempo, cada uno comienza a mostrar su verdadera forma de ser, incluyendo aquellas características que no son tan positivas, y es cuando se pone en juego la posibilidad de mantener una relación saludable a más largo plazo. Esta posibilidad implica realizar el esfuerzo de conocer a tu pareja, de aceptarlo(a), de ser tolerante y respetuoso(a) con sus necesidades.
En esta etapa es fundamental que aceptes que cada persona tiene el derecho a cambiar y que los cambios que ocurran en tu medio cercano, también afectarán lo que quieres y necesitas conseguir en tu relación de pareja. No te asustes ante los cambios, acéptalos como parte de tu vida, y descubre cómo pueden ayudarte a fortalecer tu relación de pareja. También es necesario que tengas la capacidad de evaluar cada cierto tiempo cómo está la relación, si las expectativas y necesidades de cada uno se han modificado o no. Si es necesario conversar al respecto, hazlo, es mejor ser proactivo(a) y prevenir un fracaso a tiempo.
Recuerda que los conflictos y desacuerdos son parte normal de una relación, y que pueden fortalecerla, si se resuelven de manera original y creativa, atendiendo a las necesidades de cada uno. En algún minuto, surgirán emociones como la rabia, la decepción, la frustración, la pena, la ansiedad, y cuando eso suceda, es fundamental que puedas reconocer qué está provocando esas emociones para que puedas resolver de manera adecuada la situación. Te recomiendo reflexionar y responder las siguientes preguntas: ¿Tu pareja tiene expectativas irreales o desmedidas sobre ti? ¿Esperas demasiado de tu pareja? ¿Existe algún tema en particular que provoque roces o conflictos en la relación? ¿Te sientes muy criticado(a) o mal evaluado(a) por tu pareja? ¿Existe alguna conducta de tu pareja que atente contra tu persona o vaya en contra de tus valores? De ser así, ¿qué harás al respecto?
Para resolver adecuadamente los conflictos de pareja, es necesario abordarlos con sinceridad, con empatía, poniéndote en el lugar de tu pareja, intentando comprender qué siente y piensa, y comunicarse abiertamente sobre sus necesidades, expectativas y cómo conseguirlas. Si te proyectas a tu futuro con tu pareja es fundamental que puedan comunicarse sanamente, mas aún cuando deberán tomar decisiones sobre temas complejos, tales como el matrimonio, la familia, la crianza de sus hijos, los valores, la sexualidad, etc.
Para que puedas comunicarte de manera clara y efectiva con tu pareja, los expertos en el ámbito de la psicología, recomiendan seguir las siguientes sugerencias:
Para que tu relación amorosa funcione, es fundamental que exista un contexto de apoyo emocional, comunicación efectiva y confianza. Esto implica hacerse cargo de tu propia vida y de satisfacer tus necesidades, sin esperar que tu pareja se haga cargo de ello; implica ser tolerante, respetuoso(a), cariñoso(a), demostrarle a tu pareja que lo(a) aprecias y comprendes con sinceridad.
Es preciso que puedas comunicarte claramente con tu pareja, respetando las necesidades, expectativas y deseos de ambos. Define primero por tu cuenta sobre qué tema necesitas hablar, por qué es relevante, qué esperas conseguir, y luego busca el momento más indicado para conversar al respecto. Recuerda resolver un tema a la vez, en vez de sacar una lista de temas pendientes. Cuando hables con tu pareja sobre temas relevantes, brinda ejemplos claros, describiendo comportamientos concretos que le permitan comprender claramente la situación y así generar el espacio para resolverla.
Es necesario que entiendas la dinámica de relaciones que se da en la familia de cada uno, cómo se comunican y resuelven los conflictos, los temas que estaba permitido hablar, si había tópicos que estuvieran prohibidos, etc. Si tu pareja no tuvo un buen modelo de comunicación o resolución de conflictos, necesitará que lo(a) apoyes y le muestres cómo manejar este tipo de soluciones. Si tu experiencia tampoco fue positiva en este tema, pueden aprender juntos y buscar estrategias de comunicación asertiva y resolución de conflictos.
Cuando surja algún desacuerdo, considera cuál es el mejor momento para resolver el conflicto en cuestión. Si ambos están muy alterados luego de una discusión, es mejor que se den un tiempo para calmarse, reflexionar sobre la situación y que conversen más tarde, con mayor tranquilidad. Así evitarán hacerse daño y tendrán la posibilidad de reconocer claramente los temas en los cuales necesitan trabajar. Si no consiguen llegar a un acuerdo sobre el tema que provoca la discusión, acepten estar en desacuerdo al respecto y buscar una solución de compromiso, que le brinde satisfacción en parte a ambos. Recuerda que la meta es mantener la relación y no ganar cada discusión. Así que reflexiona bien antes de hablar, ya que los estudios en psicología demuestran que las parejas que se moderan y filtran la información antes de hablar cuando están enojadas, son más felices.
Mantente siempre dispuesto(a) a escuchar a tu pareja, enfocándote en lo que te dice con atención, sin interrumpirlo(a) y confirmando que entendiste bien lo que te quiso decir, realizando preguntas tales como “si te entiendo, bien, lo que me quieres decir es….”, “me da la impresión de que te sientes… ¿es así?”, “si te entiendo bien, lo que te gustaría que cambie es…” Y ahí completas la frase repitiendo con tus palabras lo que entendiste de la conversación.
Espero que siguiendo estas sugerencias logres mantener una relación de pareja saludable, caracterizada por la comunicación honesta, la confianza, el apoyo y buenas habilidades de resolución de conflictos. Recuerda siempre que son los pequeños gestos diarios los que permiten mantener una relación satisfactoria y disfrutar con amor los momentos felices con tu pareja. Si te esfuerzas con paciencia, comprensión, empatía, respeto y tolerancia, podrás disfrutar una saludable relación de pareja.
Cualquier consulta, no dudes en contactarme.
Fuente:
Artículo “Building a Healthy Relationship” (2008), revisado por Harry Croft, psiquiatra.
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