Es uno de los temas más estudiados en psicología del desarrollo. Existen diversas teorías al respecto, y una de las más famosas es la propuesta de Baumrind (1967) que establece la existencia de cuatro estilos de crianza parental: autoritativo, autoritario, permisivo y negligente. Su propuesta ha sido complementada con los hallazgos de Maccoby y Martin (1983), que proponen un modelo bidimensional de los estilos de crianza.
Estos estilos han sido influidos por ciertas variables propias del contexto histórico, social y cultural que han afectado el desarrollo de nuestras sociedades. Entre ellas se destaca el surgimiento de las distintas generaciones de jóvenes, denominadas “X”, “Y” y “Z”. Cada una de ellas tiene ciertas características que influyen sobre sus comportamientos, y por lo tanto, afectan sus actitudes y reacciones ante el modo en que sus padres los crían y educan.
Por ejemplo, los jóvenes de la generación X han nacido entre los años 1970-’81, se caracterizan por ser universitarios, conocer diversos idiomas, ser individualistas, preferir el mundo real, invertir dinero en divertirse, tienden a rechazar las tradiciones sociales, familiares, religiosas; suelen ser algo rebeldes, pero conformistas. Los jóvenes de la generación Y se caracterizan por haber nacido entre los años 1982-’95, constituyen la generación del “por qué”, marcada por el auge económico, tecnológico y científico. Tienden a valorar el esfuerzo, el trabajo y los desafíos, provienen de familias no tradicionales o re-ensambladas, suelen conformar las famosas tribus urbanas, consumen mucho dinero en aparatos tecnológicos, suelen ser activistas sociales, tienden a exhibir baja tolerancia a la frustración y dificultades para concentrarse. Finalmente, los jóvenes de la Generación Z, han nacido entre los años 1996-2004, son los “nativos digitales”, consumistas, más desconfiados, con una tendencia al pesimismo, fanáticos de las nuevas tecnologías, de internet y las redes sociales; suelen tener dificultades para relacionarse en la vida real, suelen ser muy individualistas, no creen en las normas sociales, algunos consideran que la educación y el trabajo son poco importantes.
Como verás no es lo mismo criar a un hijo nacido en la generación X, Y o Z: cada una tiene características que imponen un sello distintivo, relacionadas con los cambios sociales, culturales y económicos que han vivido nuestras sociedades al desarrollarse en diversos ámbitos. Estas características influirán directamente sobre los comportamientos que adopten tus hijos al relacionarse contigo, con sus amigos y compañeros, así como con el resto de la sociedad. Es necesario que conozcas y comprendas estos rasgos, para que puedas entender en profundidad sus reacciones y actuar de manera acorde a ellas.
El panorama se complejiza aún más si consideras que no es lo mismo criar a un hijo mayor, que al del medio o al menor. Es distinto si tienes un hijo único o varios. El lugar de nacimiento está relacionado con ciertas características psicológicas o rasgos de personalidad: por ejemplo, los hijos mayores suelen ser más estudiosos y trabajadores, los del medio tienden a pasar más desapercibidos o a tener más dificultades para llamar la atención de sus padres, mientras que los hijos menores suelen dedicarse a divertirse y socializar más.
A continuación te explicaré cada uno de los estilos de crianza parental, para que puedas evaluar cuál has estado usando para criar y educar a tus hijos, y cuál sería más conveniente utilizar, según la evidencia científica.
El estilo autoritativo lo utilizan progenitores que atienden a las demandas y necesidades de sus hijos con interés; combinando afecto y apoyo, ejerciendo un determinado nivel de control y actitudes democráticas, a la vez. Son padres que favorecen la autonomía e independencia de sus hijos. Y que establecen reglas claras a través de la comunicación asertiva (verbal y no verbal). Son padres que pueden ser controladores y exigentes en sus demandas, pero a la vez, saben ser cariñosos, razonables y comunicativos, no invaden ni restringen la intimidad de sus hijos. Si llegan a utilizar castigos, son castigos verbales, reflexionados y conversados con sus hijos, para que ellos entiendan que el castigo es una consecuencia obtenida por haber transgredido algún límite o regla previamente establecido. No recurren al castigo físico. Sus prácticas disciplinarias se orientan hacia la reflexión y la conversación. Suelen mostrar con ejemplos las conductas esperadas: es un estilo de crianza caracterizado por fomentar actitudes de cooperación, responsabilidad y control personal en los hijos. La comunicación que estos padres mantienen con sus hijos, es efectiva y bidireccional, sin órdenes ni gritos. Con este estilo se crianza, suele generarse un clima cálido y estable dentro de la familia nuclear, los hijos exhiben pocas conductas problemáticas como violencia o problemas de adicciones, y muestran bajos niveles de estrés. Es el estilo que suelen utilizar los padres que gracias a su historia de vida y experiencias, han podido desarrollar habilidades de comunicación asertiva, inteligencia emocional, empatía, comprensión y claridad, entre otras.
El estilo autoritario es utilizado por aquellos progenitores que realizan exigencias desmedidas a sus hijos y ejercen mucho control sobre ellos, sin darse cuenta están interfiriendo con sus procesos de autonomía. Son padres que inconscientemente, suelen demostrar poca sensibilidad y responsividad ante las demandas y necesidades de sus hijos, de hecho, pueden llegar a no reconocerlas ni responder ante ellas. Probablemente están repitiendo el patrón de crianza que fue utilizado con ellos. Pueden mostrarse distantes a nivel emocional, poco afectuosos, exhibiendo un estilo vincular evitante, o en ocasiones, más coercitivo. Suelen mantener una comunicación unidireccional, son ellos quienes imponen las reglas de manera restrictiva y convencional, sin negociarlas con sus hijos ni conversar al respecto con ellos, probablemente porque así los educaron a ellos. Brindan un ambiente familiar ordenado, con reglas claras. Suelen ser más restrictivos en relación a los permisos para socializar y a las actividades que sus hijos pueden realizar. Son más convencionales en ese sentido. Sus hijos suelen exhibir dificultades de conducta, y al llegar a la adultez, tienden a experimentar más insatisfacción en sus relaciones de pareja. Si descubres que utilizas este estilo, no te martirices, recuerda que se relaciona con los aprendizajes que realizaste en base a tus experiencias de vida, y que siempre tienes la posibilidad de cambiar.
El estilo permisivo caracteriza a progenitores que exhiben bajos niveles de control y exigencia en relación a sus hijos. A veces son sensibles ante sus necesidades, a veces no. Suelen ser indulgentes, no exhiben autoridad y tienen dificultades para establecer límites o restricciones. Sus hijos no consiguen percibirlos como figuras de autoridad. La comunicación que mantienen con ellos es unidireccional, poco efectiva, ya que no hay reglas claras que brinden una estructura ni una sensación de contención y seguridad a sus hijos. El ambiente familiar es mas bien desorganizado. Los progenitores no demandan conductas de madurez por parte de sus hijos, evitan los conflictos y confrontaciones con ellos, siendo muy flexibles al seguir las reglas, lo que dificulta la capacidad de sus hijos para asumir responsabilidades individuales. No existen reglas claras y el ambiente familiar es desorganizado. Es el estilo de crianza más utilizado actualmente y la consecuencia es que actualmente te encuentras con adolescentes y jóvenes que no reconocen a las figuras de autoridad en diversos contextos (familiar, educativo, laboral, etc.), que tienen dificultades para cumplir con las convenciones sociales esperadas.
El estilo negligente implica la ausencia de demandas y de responsividad ante las necesidades de los hijos. Los progenitores no brindan una estructura, faltan mecanismos de control y apoyo durante la crianza. Suelen delegar las responsabilidades propias de la crianza a otras instituciones por ejemplo, a los colegios, a otros familiares (abuelos) o a la Iglesia. Sus hijos suelen exhibir problemas conductuales, rabietas y/o conductas de riesgo para llamar la atención. El ambiente familiar es desorganizado y vulnerable a la separación. Generalmente son progenitores que se sienten sobrepasados por experimentar severos trastornos de salud mental o física, o que tienen serios problemas socioeconómicos, carecen de redes de apoyo, o no han tenido la posibilidad de desarrollar las habilidades necesarias para hacerse cargo de sus vidas y poder criar adecuadamente a sus hijos.
Baumrind (1967) sostiene que los hijos de padres autoritativos tienden a ser más maduros, independientes, sociables, activos, y suelen obtener mejores resultados académicos. Mientras que los hijos de padres permisivos, puntúan más bajo en los tests que evalúan la autoconfianza, el autocontrol y la competencia personal.
Otro estudio de Aunola, Stattin y Nurmi (2000), establece que los hijos de familias autoritativas aplican estrategias más adaptativas en situaciones académicas, tienen pocas expectativas de fracaso, exhiben conductas útiles, demuestran poca pasividad, y un elevado nivel de autoestima. Los hijos de familias negligentes mostraban las estrategias menos adaptadas, altos niveles de pasividad y baja autoestima. Y los hijos de familias autoritarias eran muy similares a los de las familias negligentes en cuanto a sus estrategias de aprendizaje.
Pelegrina, García y Casanova (2002) señalan que el rendimiento académico de los hijos de padres autoritativos y permisivos era mejor, ya que los niños se consideraban más competentes en el ámbito cognitivo/intelectual.
El estilo autoritativo está relacionado con los mejores resultados académicos por tres razones, según Durkin (1995): los padres autoritativos proporcionan a sus hijos, mayores niveles de seguridad emocional, más explicaciones sobre sus actos, y mantienen una comunicación bidireccional con ellos.
Ahora dispones de información científica confiable y objetiva que te permitirá evaluar qué estilo de crianza utilizaron tus padres contigo, cuál estilo aplican tus familiares y conocidos, y cuál estás usando tú con tus hijos. La idea no es generarte culpa ni frustración si descubres que no estás usando el estilo más adecuado para una crianza saludable, sino brindarte la posibilidad de replantearte lo que estás haciendo, de evaluar en cuáles áreas necesitas realizar cambios para establecer una relación cálida y contenedora con tus hijos, con límites claros, en un ambiente familiar sano, que permita el desarrollo personal, la autonomía y madurez de tus hijos, a medida que van convirtiéndose en adultos, capaces de hacerse cargo de sus propias vidas.
Según la información descrita, podrás reconocer que es más conveniente utilizar un estilo de crianza autoritativo. Así podrás brindarle apoyo, guía y contención a tus hijos, estableciendo límites que ellos podrán respetar, permitiendo que se desarrollen adecuadamente como personas independientes.
Espero que esta información sea de utilidad para ti. Recuerda que puedes realizar las modificaciones necesarias para cambiar tu estilo de crianza, si sientes que no has estado usando el más adecuado. Puedes revisar la literatura existente al respecto. Además puedes acceder a un proceso de psicoterapia con un especialista que te ayude a evaluar cuáles cambios es conveniente realizar, y te brinde las herramientas para implementarlos.
Si estás usando el estilo más adecuado, ¡felicitaciones, sigue así! Si necesitas realizar cambios, anímate, pide el apoyo que estimes necesario, y con el paso del tiempo, verás cómo la relación con tus hijos irá mejorando.
Fuente: Tesis doctoral de Antonio Raya Trenas (2008): “Estudio sobre los estilos educativos parentales y su relación con los trastornos de conducta en la infancia.” Universidad de Córdoba.
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