La vida universitaria implica múltiples novedades y cambios en tu vida diaria. Estos cambios suelen coincidir con un período de modificaciones en el ciclo vital individual y familiar. Existen diversos temas relacionados con el desarrollo de tu familia que pueden influir en tu vida universitaria: por ejemplo, si hay conflictos entre tus padres u otros miembros de la familia, si están enfrentando una separación/divorcio, si tienen problemas económicos, dificultades en las relaciones familiares, si te encargan el cuidado de tus hermanos menores o tus abuelos, etc.
Por eso es importante que conozcas estrategias de autocuidado y comunicación efectiva que puedas utilizar para manejar este tipo de situaciones.
Tips de auto-cuidado para ti cuando tus padres se separan
Cuídate cada día: realiza actividades que te relajen y tranquilicen. Escucha música, date un baño caliente, un masaje, lee tus libros favoritos, ve alguna comedia, practica yoga o tu deporte preferido, dedícate a algún hobbie o actividad entretenida para ti, etc.
Reconoce tus emociones y necesidades, y exprésalas: recurre a tu capacidad de inteligencia emocional, a la escucha activa, a la comunicación asertiva para expresar tus necesidades y sentimientos. Así te sentirás mejor, no acumularás emociones y podrás resolver los problemas constructivamente. Si necesitas ayuda para desarrollar estas habilidades, puedes participar en nuestros talleres, charlas y en consejería.
Utiliza técnicas de resolución de conflictos para enfrentar positivamente las dificultades de comunicación que pudieran surgir. La asertividad es una habilidad fundamental para reducir el estrés, comunicarte bien y establecer límites cuando es necesario hacerlo.
Intenta seguir una rutina regular en tu vida diaria: que provea un sentido de estructura y normalidad, dentro del escenario de cambios que enfrentas. Por ejemplo, define bien qué días vendrás a clases, cuándo estudiarás en grupo, cuándo saldrás con tus amigos y/o pareja, cuándo te dedicarás a tus intereses, etc.
Dedica tiempo para ti y tus intereses: no tomes decisiones importantes durante los primeros meses de cambio, espera hasta que sientas más claridad y capacidad para regular tus emociones. Si te sientes muy confundida(o), habla con tus amigos y familiares. Recuerda que siempre puedes acudir a algún psicoterapeuta que te apoye.
Evita recurrir al alcohol, las drogas o la comida para manejar el malestar emocional: eso sólo empeorará la situación. Hay modos más saludables de regular sentimientos dolorosos. Por ejemplo, puedes realizar ejercicios de mindfulness o meditación, psicoterapia, practicar Yoga, Pilates u otros deportes, etc.
Busca nuevos intereses que te motiven y generen entusiasmo: realiza actividades divertidas que te permitan disfrutar y distraerte de las preocupaciones por un rato. Existen distintos grupos a los cuales puedes integrarte en la universidad y fuera de ella. Pasa tiempo con personas que te apoyen y te den energía positiva: elige cuidadosamente a personas alegres que te escuchen y apoyen, sin juzgarte, criticarte ni hacerte sentir mal.
Si puedes salir, o hacer un breve viaje con tus amigos, hazlo: te sentirás más cómoda(o) y tendrás más tiempo para analizar tu situación desde otros puntos de vista. Además podrás compartir momentos agradables en otro ambiente, lo que te ayudará a relajarte, distraerte y renovar energías.
Desarrolla nuevas amistades y lazos sociales: esfuérzate por conocer nuevas personas, involúcrate en otras actividades donde puedas distraerte y conocer gente diferente. Ya sabes que en las universidades existen diversas organizaciones y grupos a los cuales puedes integrarte. Puedes buscar los temas y causas sociales que más te motiven, y participar como voluntario cuando dispongas de tiempo para ello.
Tips de resolución de conflicto que podrán ayudarte:
Jeanne Segal y Melinda Smith (2013) realizan las siguientes recomendaciones:
Cuando te sientas o abrumada(o) intenta manejar tus emociones de manera efectiva, manteniendo una sensación de tranquilidad: para ello puedes respirar lentamente o hacer algún ejercicio de meditación. Así podrás sentir paz interior, reflexionar sobre los temas importantes que requieran solución, y comunicarte adecuadamente con tus seres queridos.
Intenta regular tus emociones, actitudes y comportamiento: siempre reflexiona antes de actuar, considera qué efectos tendrá sobre los demás, lo que digas o hagas. Así podrás comunicar tus necesidades y emociones, sin realizar ni enfrentar amenazas, temores ni castigos. Podrás desarrollar tu capacidad de autoconsciencia y así mejorarás la comprensión de ti mismo y de tus relaciones con los demás.
Trata de reconocer las emociones, ideas y opiniones de tus seres queridos: intenta ponerte en su lugar, ser comprensiva(o), comunicarte claramente siempre que puedas. Así evitarás conflictos y discusiones innecesarias. Recuerda que la disposición a conversar y resolver conflictos con una actitud de apertura, es fundamental para tu bienestar y el de quienes te rodean.
Reconoce y respeta las distintas perspectivas o diferencias de opinión sobre cada tema: todos tenemos derecho a tener distintas creencias, sentimientos y opiniones. Evita usar palabras y acciones que pudieran percibirse como muy agresivas, excesivamente críticas, o inadecuadas al contexto, así podrás resolver los problemas de forma más efectiva. Siempre evalúa y reflexiona qué podría sentir o pensar la otra persona involucrada en la situación. Así desarrollarás tu capacidad de empatía y tendrás más oportunidades para resolver el conflicto de manera efectiva.
Recuerda que la prioridad es resolver el conflicto actual y mantener la relación afectiva: no te pongas a competir para ganar la discusión, eso sólo provoca más rabia, dolor y frustración. Céntrate siempre en mantener y fortalecer la relación, respetando los puntos de vista de tus seres queridos y amigos. Piensa qué puedes hacer para resolver el conflicto de manera constructiva, sin echarle más leña al fuego. ¿Existe alguna solución de compromiso aceptable para todos los involucrados? ¿Cuáles límites es preciso establecer? ¿Cómo podrías hacerlo? ¿Cuáles acuerdos están dispuestos a respetar?
Al resolver un conflicto, enfócate en el problema actual: cuando te aferras a resentimientos pasados y discusiones previas, interfieres con tu capacidad para evaluar y poner en perspectiva la situación actual. Deja de lado viejas emociones, enfócate en perdonar y en buscar formas de reconciliarte con tu ser querido. Busca soluciones concretas aceptables para todos los involucrados, así podrás resolver el problema actual. Pueden conversar sobre el tema, hacer una lluvia de ideas y elegir aquellas con las cuáles estén dispuestos a comprometerse para resolver esta situación.
Elige los conflictos por los cuales es preciso conversar en profundidad: los conflictos pueden ser agotadores a nivel físico y mental. Por eso es importante que evalúes si vale la pena discutir el tema, en relación al gasto de tiempo y energía que implica la situación específica a la cual te enfrentas. Si es un problema que afecta directamente la calidad del vínculo afectivo, necesitas resolverlo, si es una discusión trivial que no conlleva consecuencias negativas abrumadoras, tal vez no valga la pena discutir por el tema.
Siempre que sea posible, intenta perdonar a las personas involucradas en el conflicto: en esto se basa la resolución de conflictos, y en no caer en la tentación de castigar o herir a tus seres queridos. El perdón permite mantener los lazos afectivos, proteger las relaciones importantes, mantener una buena salud y bienestar emocional.
Reconoce cuándo liberarte, disculpar y olvidar: si no pueden llegar a un acuerdo, acuerden que están en desacuerdo sobre el tema y no conversen más al respecto. La capacidad de perdonar es fundamental para regular emociones como la rabia y la frustración, y está muy relacionada con la salud física y mental. Aferrarte a viejos rencores y rencillas, sólo genera más malestar emocional y emociones que si no son expresadas ni canalizadas de buena manera, pueden provocarte enfermedades físicas y mentales. Siempre tienes la opción de elegir desvincularte del conflicto en cuestión, dedicarte a crecer y desarrollarte en otras áreas de tu vida.
Recuerda que la idea es vivir las crisis familiares como un desafío de superación, que se pueden controlar los sucesos a nuestro favor y sentirnos involucrados en el proceso. Con tiempo, paciencia, respeto, tolerancia, asertividad, buena comunicación y buena voluntad podrán salir adelante.
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