Los expertos en psicología definen la Asertividad como la habilidad que tenemos los seres humanos para expresar honestamente nuestros sentimientos, necesidades, opiniones, actitudes, creencias y derechos, con tranquilidad, haciendo valer nuestros derechos y respetando los de quienes nos rodean.
Esta habilidad, se relaciona con la inteligencia emocional y con la sensación de autoeficacia, que es la sensación de que si actúas de determinada manera, podrás conseguir el resultado esperado, siempre que te organices bien y te lo propongas.
Cualquier persona puede adquirir y desarrollar la asertividad durante su vida. Generalmente, es poco común encontrarse con personas asertivas, dado que la sociedad occidental suele enseñar a los niños que deben complacer a los demás, ser deferentes con ellos y cumplir con sus expectativas, lo que dificulta el desarrollo de esta capacidad.
Probablemente te preguntarás por qué es necesario desarrollar esta habilidad: porque te permitirá desarrollar tu inteligencia emocional, comunicarte de manera efectiva, desarrollar autoconfianza y una buena autoestima, enfrentar adecuadamente los conflictos propios de las relaciones interpersonales, familiares, amorosas y laborales.
Si tienes dificultades para hacer valer tus derechos, puedes llegar a sentirte deprimido, resentido, frustrado, ansiosos, a atener estallidos agresivos o violentos y puedes llegar a evitar las situaciones que encuentres más desafiantes para ti. Incluso puedes llegar a tener síntomas psicosomáticos por tragarte las emociones intensas al no poder expresarlas, y experimentar dificultades para relacionarte con los demás.
A veces será más sencillo para ti ser asertivo en determinadas circunstancias u ocasiones, por ejemplo con algún extraño o alguien a quien conozcas hace poco tiempo. Recuerda que mientras más importante y cercana sea la relación para ti, más relevante y necesaria es la asertividad.
Al ser asertivo, los demás te respetarán, porque te considerarán como alguien que se respeta a sí mismo, se valora, confía en sí mismo y merece un buen trato. Eso sí, tienes que evaluar siempre el contexto, antes de exhibir conductas asertivas, porque algunas personas no están acostumbradas a ellas, y podrían reaccionar de forma negativa, confundiendo las conductas de asertividad con agresividad, cuando no es ese el caso.
Los expertos en el tema indican que para realizar una intervención asertiva, debes seguir tres pasos importantes:
1. Demostrar empatía y validación ante la otra persona: di algo que le demuestre al otro que comprendes cómo se siente, así le confirmarás que no estás buscando iniciar una discusión ni generar un problema.
2. Establecer claramente cuál es el problema: ahora necesitas describir tu dificultad o insatisfacción y explicar por qué necesitas que algo cambie en la relación.
3. Establecer lo que deseas: hacer una solicitud específica para un cambio determinado y concreto en la conducta de la otra persona.
Junto con seguir estos pasos, debes cuidar tu lenguaje no verbal: mira de frente y a los ojos a la otra persona, con una expresión facial que sea firme y agradable a la vez, con un tono de voz suave y tranquilo. Utiliza el pronombre “yo” en tus oraciones al hablar, enfocándote en lo que tu experimentas, en vez de acusar a o culpar a la otra persona. No realices juicios ni críticas, en vez de ello utiliza los hechos que han sucedido, para explicarte mejor y conseguir que el otro comprenda qué es lo que debe cambiar. Siempre hazte cargo de tus ideas, emociones y opiniones, realizando solicitudes claras y directas, que no permitan ambigüedades en la comunicación.
Recuerda que para que los demás respondan a tus necesidades, emociones e ideas, tienes que poder expresarlas claramente, de manera tal que ellos deseen responderte bien.
Te invito a poner en práctica estas sugerencias y analizar tus experiencias al relacionarte de este nuevo modo con los demás. Si prefieres, puedes empezar a poner en práctica estas habilidades con personas más lejanas afectivamente, y luego con tus seres queridos, cuando ya tengas más experiencia. Para animarte a cambiar, puedes pensar en personas que tú consideres que son asertivas e intentar imitar su modo de comunicación.
Así los demás verán que te cuidas, te haces respetar, te valoras a ti mismo y te tratarán con respeto, aumentando las probabilidades de que consigas lo que necesitas para sentirte mejor.
Deja una respuesta